Monday, December 5, 2016

El Ron Ponche de Tía Berna



Esta es mi historia acerca del ron ponche de mi tía Berna –porque no hay receta.

Es una gloria pero, como ella nunca mide los ingredientes, ya es costumbre el que para Navidad le haga una llamada para que me explique -más o menos, cantidades y procedimiento.
–Tía, y cuanto de leche?
-Bueno, eso depende de cuantas botellas vayas a hacer...
-Aja…
-Y de maicena? Ahí la vas echando; primer la disuelves en un poquito de leche, la cuelas antes de echarla para que no se te hagan grumos y si no espesa con dos cucharadas, échale tres.
Y de azúcar? –al gusto niña…pero acuérdate que las yemas las echas al principio y no dejes de revolver porque se te ahúma.

El año pasado, a pesar de seguirle las indicaciones tuve que repetir la receta dos veces; la primera vez, lo cocine a temperatura muy alta y la leche se cuajo. La segunda, por alguna razón la mezcla no espesó.

Mi Navidad vino y se fue sin el ron ponche de la Tía  pero, para Año Nuevo me propuse poner punto final al misterio y con alma de alquimia me avoque al descubrimiento de cantidades medibles en onzas, tazas, cucharadas, cucharaditas, temperaturas y tiempo de cocción.  El resultado? Un ponche de seda amarillito, con sutil aroma de vainilla, nuez moscada recién rallada y un final de ron añejo –una delicia…
Después de tanta prueba y error, he llegado a la conclusión de que lo mas importante del procedimiento es el arte de la paciencia, –en eso Tía Berna tiene toda la razón, esto no es para quien no quiera tratar los ingredientes con ternura y estar dispuesto a dejar un retazo de la vida pegado a la estufa.

Y bueno, aun cuando logre poner en blanco y negro la receta, sigo llamando a mi Tía para Navidad para hacerle las mismas preguntas no sea que me falte algún detallito y para no olvidar la tradición de varios años.
Aun así dejo constancia de que El ron ponche de Tía Berna seguirá siendo un tema abierto, sin cantidades fijas, al gusto del momento, un poquito mas de esto o un poquito menos de aquello, un toque de su alegría de vivir, dulce, cremoso que al probarlo te sepa a cielo.

La receta esta en la sonrisa

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